El 13 de setiembre de 1975, la provincia de Puntarenas se cubrió de luto a causa de una lamentable tragedia, el gobierno del Presidente de la República don Daniel Oduber Quirós decretó tres días de duelo.
Ese día, un autobús repleto de pasajeros se precipitó en las aguas del estero, en Puntarenas. Cincuenta personas murieron ahogadas.
Acababan de recoger a algunos pasajeros en el Hospital Monseñor Víctor Manuel Sanabria y se dirigían al centro de Puntarenas.
Al acercarse al sitio más estrecho del trayecto, denominado La Angostura, los viajeros escucharon un fuerte estallido propio de cuando se revienta una llanta, el vehículo se bamboleó hacia uno y otro lado.
Quiso lanzarlo hacia la izquierda, a un terraplén, pero el bus tomó hacia la derecha, donde no había valla de protección, se salió de la vía y se sumergió en las aguas del estero. En segundos, empezó la batalla de los pasajeros por sobrevivir. Unos intentaron escapar a través de las ventanillas.
“Entre los que lograron salir a flote y nadar hasta la orilla estaba Antonio Obando, un joven de 15 años que iba en el bus con varias compañeras del Liceo Martí, que se vio a salvo, y volvió a sumergirse para buscarlas y les salvó la vida a tres personas».
Pero decidió volver a zambullirse en el agua en busca de más víctimas para salvar y lamentablemente no salió más.
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