Apocos días del inicio de la Semana Santa, periodo en el que miles de familias costarricenses vacacionan en playas y montañas, el Colegio de Médicos Veterinarios insta a la ciudadanía a disfrutar el avistamiento de fauna silvestre, sin alimentarla para proteger su salud y bienestar.

Costa Rica alberga aproximadamente el 6% de la biodiversidad mundial en solo el 0.03% de la superficie terrestre del planeta, consolidándose como uno de los países más biodiversos del mundo. Para promover una convivencia armoniosa entre seres humanos y animales silvestres, es fundamental comprender los riesgos de alimentarlos. Esta es una práctica común en todo el país, especialmente en sitios turísticos y zonas urbanas cercanas a corredores biológicos” explicó el Dr. Santiago García Dobles, médico veterinario y miembro del Consejo Nacional de Médicos Veterinarios de Fauna Silvestre (CONMVEFAS) del Colegio de Médicos Veterinarios de Costa Rica.

La Ley de Conservación de Vida Silvestre (Ley N° 7317) prohíbe alimentar a la fauna silvestre con multas que pueden alcanzar los 140.000 colones.

Existen varias prácticas equivocadas con relación a la alimentación de animales silvestres. Algunas de ellas son:

Ofrecerles frutas: Las frutas que consumen las personas no siempre son seguras ni adecuadas para los animales silvestres, ya que no cubren sus necesidades nutricionales.

Pensar que «ayudamos»: Los animales silvestres saben cómo encontrar su alimento. Al alimentarlos, alteramos su comportamiento natural y dificultamos su adaptación a su hábitat natural.

Basura al aire libre: atrae a animales (como mapaches, zorros y aves) quienes pueden ingerir sustancias tóxicas.

Colocar comederos: esto fomenta la dependencia de los animales y altera sus patrones naturales de alimentación.

Compartir comida de mascotas con animales silvestres: Esto aumenta el riesgo de transmisión de enfermedades entre animales silvestres y domésticos.

Consecuencias graves para los animales silvestres

El Dr. Santiago García Dobles explica que “aun cuando dar de comer a un animal silvestre, en la mayoría de los casos responde a un gesto bien intencionado o inocente, lo cierto es que alimentar a estos animales, genera graves consecuencias en su salud, entre muchos otros impactos negativos”. Algunos de ellos son: 

La pérdida de sus habilidades naturales: ya que los animales se vuelven dependientes de las personas y pierden su capacidad para buscar alimento por sí mismos.

Cambios en su comportamiento: Pueden volverse hostiles o agresivos si esperan recibir alimento, poniendo en riesgo a personas y otros animales.

Desequilibrio en el ecosistema: La alimentación artificial puede alterar la cadena alimenticia y la relación depredador-presa, provocando un crecimiento descontrolado de ciertas especies y afectando los hábitats. 

Estilo de vida sedentario: Al reducir su necesidad de desplazarse en busca de alimento, se vuelven más sedentarios, lo que impacta su salud. 

Riesgo de enfermedades: El contacto cercano entre animales y personas facilita la transmisión de enfermedades bacterianas, virales, fúngicas o parasitarias. 

Cada uno de nosotros tiene el poder de marcar la diferencia: las pequeñas acciones contribuyen a que futuras generaciones puedan disfrutar de la majestuosidad de nuestra fauna silvestre. Cuidarla no es solo proteger a los animales; también, es proteger el equilibrio de nuestro entorno y el legado que queremos dejar al mundo” enfatizó el Dr. García Dobles.

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